domingo, 3 de abril de 2016

Hablar bien; hablar español


He imprimido unos apuntes para continuar con el curso universitario de español que llevo estudiando desde hace un par de meses. Este me preparara como profesor de español para guiris. He imprimido los apuntes…, aunque también pude haberlos impreso.

Parece que imprimir genera cierto debate. Uno en que todos tenemos la oportunidad de participar, pues cada uno es libre de hacerlo. Libre, para participar ante la posibilidad; libre, para probar cualquier participio. Probar y decidir. Pues una vez experimentado con ellos, mejor escoger uno.

Me dirijo al lector que escoge el haber impreso en lugar de haber imprimido. Si ya existe el impreso como adjetivo, ¿por qué utilizarlo también como verbo? A estos les digo: no economicen el lenguaje. Puesto que sufrimos diversos recortes por parte del Gobierno, ¿por qué ahorrar también en Español?

Espabilemos y démonos cuenta de que nuestro idioma, nuestra lengua española, es el bien más preciado que tenemos en el país. Esta se hará cada vez más rica cuanto menos la economicemos. Se trata de una riqueza que hasta el más pobre de los afectados por la crisis se puede lucrar.

Y, por lucrar, tampoco aconsejo utilizar el lenguaje políticamente correcto. Aquel a través del cual políticos y políticas creen que endulzan sus bocas con eufemismos dirigiéndose en el Congreso de los Diputados y Diputadas, para llevar a cabo algún que otro homenaje o mujeraje al corrupto de turno, ante todos los presentes y, ¿por qué no?, presentas. Creo que ya bastó con la jueza y la médica.

No pases la tijera por nuestro español… que las tijeras ya las pasó la política con el castellano. Abróchate bien el cinturón y apriétate el pantalón, o los pantalones, que, como este, nuestra lengua tiene millones de matices que confirman su grandeza. Está delante de tus propias narices, o tu propia nariz, así que fíjate con detalle. Pruébate las gafas de culto, o gafa, analiza y lee entre estas líneas.

Me reitero: no economicemos el lenguaje que, cuanto menos lo hagamos, más ricos seremos. Y si convertirse en rico es decisión propia, seámoslo. Apenas basta con leer, conocer y aprender. Pues, la lengua es una gran arma que no necesita balas para convencer y cambiar de parecer a los más injustos. Un poder para besar y amar en este mundo. Así es como espero, y quiero, que se enamoren del español todos mis alumnos.